La asamblea extraordinaria del Comú de Lleida celebrada este 11 de octubre llegó a los siguientes consensos sobre la situación que se vive en Cataluña:
1. La represión del estado ha impedido la celebración de un referéndum con normalidad y plenas garantías. Las condiciones iniciales que había planteado la Generalitat no se dieron y esto dificulta la aplicación de los resultados en la forma de una declaración de independencia que sea efectiva, útil y suficientemente legitimada por la sociedad. Sin embargo, la movilización ciudadana le da legitimidad a la hora de pedir que el resultado tenga consecuencias. Consideramos que el resultado del referéndum no se puede quedar en nada. Un primer efecto positivo del referéndum es la toma de conciencia de la ciudadanía respecto a su capacidad de organización y acción política, que debe tener continuidad.
2. Entendemos que todo lo que ha pasado alrededor del Referéndum del 1 de octubre constituye un mandato claro de superar el marco constitucional y autonomista que tenemos actualmente. Para ello, apostamos por ampliar las mayorías sociales teniendo en cuenta no sólo el independentismo sino también otras opciones que apuesten por superar el marco del 78.
3. Teniendo en cuenta el resultado del Referéndum y la necesidad de ampliar mayorías sociales, apostamos por iniciar ya un proceso constituyente que dé continuidad al empoderamiento ciudadano y la ilusión colectiva que hemos vivido los últimos tiempos y que hemos de contribuir a que sea reconocido. No es el momento de hacer una Declaración Unilateral de Independencia, pero sí tenemos la independencia de generar este proceso constituyente, sin subordinarse a una reforma constitucional en España, que celebraríamos que se pudiera producir. Entendemos que no hay que irse de España para ser soberanos. Pero si España no se mueve, no hay que ser independentista para ir tirando.
4. La puesta en marcha de un proceso constituyente debe implicar una convocatoria electoral que no debe ser en términos plebiscitarios sino constituyentes y en la que, por tanto, los partidos deberán presentar el modelo de país y de constitución que proponen y como lo quieren aplicar.
5. Nos oponemos contundentemente cualquier vía represiva, de recorte del autogobierno, de recorte de derechos fundamentales y del uso de la violencia. Y participaremos y animaremos a la participación activa de la ciudadanía en cualquier iniciativa, desde la no violencia, que se oponga a este tipo de medidas. Y también instamos a la desobediencia pacífica a cualquier acción que vaya en la línea de recorte de derechos cívicos. Y denunciamos los discursos de determinados partidos políticos y medios de comunicación que respaldan el discurso del miedo y el odio justificando las medidas que vulneran los derechos fundamentales y que dan alas al crecimiento del fascismo.
6. Entendemos que la situación actual requiere diálogo y mediación sin condicionantes ni coacciones. En ausencia de violencia, todas las ideas y opciones deben poder tratar aunque vayan contra o más allá del orden constitucional. Consideramos que este diálogo institucional debe ir acompañado por un diálogo también desde abajo, que implique la ciudadanía, organizaciones sociales y partidos políticos. Todo ello, creando espacios transversales que inviten y interpelen las diferentes visiones de la sociedad.