Desde el Comú de Lleida pensamos que cuando un gobierno quiere construir, impulsa consensos, propicia la participación y lo hace con voces diversas. Cuando hay una voluntad firme de trabajar colectivamente por el bien común escucha los técnicos y se reflexiona bien sobre los proyectos. Justamente todo lo que el equipo de gobierno del PSC y sus socios de Ciudadanos, PP y Units per Avançar no han hecho con un elemento capital de futuro como es el Plan de Ordenación Urbana Municipal, que determinará, nada menos, como es la Lleida de las próximas 2 décadas.
Éste no ha sido el camino del consenso, sino que han tirado recto, rápido y con prisas cuando han visto que el mandato desvanece y que, con él, se puede poner fin a cuatro décadas de mover hilos en Lleida. ¿Qué mejor servicio que dejar ‘atado y bien atado’ la planificación urbanística para los próximos 20 años, arrinconando el bien común y pensando sólo en aquellos que se han beneficiado de tus políticas en los 40 años que lleva ocupas la poltrona? Cuando se quiere enriquecer sólo a unos cuantos, se hacen las cosas con prisas, pasando por encima de la ley y de la gente, de forma opaca y maquillando procesos participativos vacíos.
Desde el Comú de Lleida celebramos que esta forma de actuar, de espaldas al interés colectivo, esté en sus últimos días. Lo que queremos es poder consensuar un POUM con todos, conseguir amplias mayorías que respondan al interés general, no al particular. Queremos que el futuro de la ciudad se decida con reflexión colectiva, no a toda prisa aprovechando los últimos meses de un mandato y de una etapa que ya ven agotada.
En defensa del futuro de Lleida, el Comú de Lleida presenta un recurso contencioso administrativo contra la aprobación inicial del POUM porque su avance no cumple los requisitos legales. Es un último intento de parar este Plan que consideramos que se aleja de la ciudad que queremos. Se aleja urbanísticamente, social y democráticamente. Porque un proyecto con tantas implicaciones de futuro como éste requiere un consenso de ciudad que ni se ha dado ni se ha querido propiciar. Por eso nos adhesión a formas presentando un recurso contencioso administrativo. Porque han querido adelantar la aprobación del POUM para meterlo en este mandato antes de que la ciudadanía los echemos del gobierno. Esto es lo que se esconde detrás. No es sólo que el equipo de Ros y sus socios hayan puesto mal una coma en el proyecto. Es que les ha sido igual incumplir la ley para alcanzar sus intereses dejando de lado los del municipio.
La presentación del contencioso que genera una oportunidad para detener un planeamiento que especula con la ciudad y que es contrario al interés general. El POUM actual se aprobó definitivamente en 2003, por lo tanto tiene vigencia hasta el 2023. La renovación anticipada a final de mandato sin un consenso amplio de ciudad no está justificada, si no es por la voluntad de dejarlo atado ante unas elecciones que pueden cambiar las mayorías en el ayuntamiento. Un adelanto en la renovación del POUM requiere una petición a la Generalitat donde se justifique el interés general de revisarlo anticipadamente, y esta petición no se ha hecho. La aprobación anticipada y precipitada de un POUM con muchas carencias hipoteca el futuro de Lleida y limita las posibilidades hacer un proyecto ilusionante y que haga de Lleida una ciudad referente.
El Comú de Lleida hace frente a este POUM junto con el tejido social y económico que se opone porque no defiende el interés general. El contencioso se sustenta en que el avance del POUM no ha cumplido con la obligación de consentimiento por parte de la Consejería de Urbanismo de la Generalitat. Esta autorización no es un trámite exclusivamente formal, sino un mecanismo de control necesario para evitar posibles arbitrariedades o anticipos que no se justifiquen por el interés general.
Desde el Comú defendemos un Plan de ordenación que piense en el bien común, un proceso que requiere tiempo y unos consensos sociales y políticos que en ningún caso han existido. A pesar de que el recurso sólo el firma el Comú, hay un gran número de entidades de la ciudad y algunas formaciones políticas que, de formas diversas, han expresado su apoyo a la presentación de este contencioso, en algunos casos dando apoyo económico para que sea posible. Hemos puesto de manifiesto que muchas de estas organizaciones y particulares no se quieren señalar públicamente por el perjuicio que les pueda suponer este posicionamiento, en una ciudad donde el clientelismo ha arraigado con fuerza después de décadas de gobierno monocolor.
El POUM define las posibilidades, el futuro de Lleida a 20 años, y nunca se debería hacer de cualquier manera porque así lo quieren los pocos que se benefician. Creemos en un plan de ordenación urbana al servicio de la ciudadanía que sitúe Lleida como capital y ciudad referente que nunca habría tenido que dejar de ser. Desde la responsabilidad como servidores públicos, desde el Común de Lleida seguimos haciendo todo lo que tenemos a nuestro alcance para detener este POUM perjudicial para la mayoría de leridanos.
Sabemos que una proyección de ciudad a dos décadas vista que recoja diferentes visiones, diferentes intereses, que aglutine las voluntades de la mayoría de la ciudadanía no es tarea fácil. Ni siquiera decimos que nuestra idea de ciudad sea la mejor. Es nuestra. El resto son igualmente respetables. Y por eso, desde el Comú de Lleida pensamos que hay que escuchar todas y que hay que promover un proceso participativo de verdad, democrático y transparente, con una real y firme voluntad de consenso y de conseguir que la amplia mayoría de la ciudad se sienta implicada en un POUM que debe definirla y enmarcarla en los próximos 20 años. Vale la pena intentarlo. Es por eso que estamos intentando detener este proyecto. No para imponer el nuestro, sino para dar la oportunidad a todos de dar su opinión, escucharnos, contrastar pareceres, buscar el bien común y propiciar el marco adecuado para que los acuerdos y los consensos sean tan posibles como reales .
Comú de Lleida
