El 25N, también recordamos las violencias invisibles

Publicado el Publicado en Ciudad democrática, Comú de Lleida, Comunes.

El 25 de noviembre, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Machista, tiene en estos momentos más sentido que nunca. Las cifras de víctimas de violencia machista se empeñan en recordarnos que vivimos en una sociedad profundamente patriarcal que otorga a la mujer un papel de desigualdad en todos los ámbitos de la vida. Hace 17 años que se contabilizan las mujeres asesinadas por hombres machistas: 1.073 desde 2003 en todo el Estado. Ni la evidencia de la lacra que ello supone, ni la contundencia aterradora de esta cifra, ni tampoco la conciencia social que parece crecer acompañada de los movimientos feministas consiguen detener el marcador. Y menos aún en un año de pandemia en que las mujeres hemos seguido teniendo el peor papel del auca. Cuarenta mujeres han sido asesinadas en lo que va de año en toda España. Las llamadas al teléfono de atención para Violencia Machista del Instituto Catalán de la Mujer se incrementaron durante el confinamiento un 88%. No es casualidad. Encerrarse en casa con el maltratador, el violador, el acosador, el controlador, encerrarse en casa con la violencia, ha evidenciado el desamparo agravado por la imposibilidad de huir del mismo hogar. Ha hecho evidente, aún más, la desprotección que sufrimos las mujeres.

Los efectos de la COVID19 no sólo se ven en la violencia manifiesta de las llamadas, las denuncias o los asesinatos. También se ven los efectos, sutiles como siempre, demoledores como siempre, invisibilizados como siempre, en la carga que acabamos soportando las mujeres en la sociedad. El teletrabajo, que nos prometía la posibilidad de conciliar la vida laboral y familiar (por fin!) lo único que ha hecho es agravar las cargas familiares y de cuidados que las mujeres asumimos por sistema. Sin libertad de elegir nuestro rol. A alguien le extraña que el 75% de las mujeres catalanas prefieran el trabajo presencial? Y ya no es únicamente el ámbito doméstico, es que las tareas de cuidados están tan altamente feminizadas como precarizadas. El nulo reconocimiento de unas tareas socialmente imprescindibles agrava aún más las desigualdades entre hombres y mujeres.

Es hirientemente evidente. Y sobrecogedoramente invisible. La violencia que supone ignorar la carga añadida que lleva la mitad de la sociedad también hay que subrayarla el 25 de noviembre. Se hace imprescindible un Plan de Igualdad activo y efectivo, que entienda que la supervivencia de las mujeres pasa por cambiar el funcionamiento machista de un sistema que nos violenta cada vez que nos hace invisibles.

Por ello, el 25N también hay que reconocer y reivindicar la fuerza y ​​la valentía de las mujeres que rompen el silencio, que alzan la voz haciendo caer los muros de la invisibilidad, de las supervivientes, también de las mujeres que han sido silenciadas y de las que luchan con coraje cada día para acabar con esta opresión.

No estáis solas !!!!

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