Celebramos una nueva Diada, todavía en pleno conflicto de soberanías Cataluña-España, a la espera de la sentencia de un juicio que ha sustituido la política, y con activistas y políticos en prisión preventiva por haber hecho un referéndum, con más o menos validez, pero al final un acto pacífico y cívico que no justifica los graves delitos que se imputan. Volvemos a reivindicar la democracia participativa, las consultas y referéndums, el derecho a la disidencia y la necesidad de repensar nuestro contrato social, con más democracia y más justicia social.
Pero hoy recordamos esta frase de los Segadors para hablar de otra gente, tan ufana y tan soberbia, que va tirando fortuna a expensas de los derechos de tanta gente. Gente como los directivos de Endesa, que pueden pagar un finiquito de 15,5 millones a su expresidente, pero no quieren asumir los 21 millones de la deuda de la pobreza energética que afecta a 25,000 personas vulnerables. Gente como el Salvini y tantos otros racistas, que se oponen a salvar vidas en el Mediterráneo utilizando el discurso del odio y el desprecio al otro para ganar votos desde el miedo. Gente tan ufana y soberbia como los políticos que, a la sombra de la corrupción y el derroche de dinero público, se llenan la boca de patria y responsabilidad.
Podríamos seguir la lista, pero se acaba el espacio. Parece que conviene: ¿segamos cadenas?
Comúdelleida
Diada de Catalunya, 11 de septiembre de 2019
