¿Por qué tenemos que aguantar que las tiendas de juguetes tengan una sección teñida de rosa y otra de azul? ¿Como es que los disfraces de niñas llevan faldas y lazos a pesar de ser de médicas o bomberas? ¿Alguien nos explica por qué los Reyes sólo pueden traer cocinitas las niñas y tractores a los niños? ¿Por qué las protagonistas de las series de preadolescentes están obsesionadas con la imagen y parecen barbies? Estereotipo tras estereotipo, llenaríamos el artículo sin perder el hilo del realismo. Podríamos hacerlo porque, a pesar de que cada 8 de marzo reivindicamos una sociedad igualitaria sin marcas de roles de género, los estereotipos todavía pesan más que las pancartas. Sabemos la teoría, falta la práctica.
Tras este # 8M, en el que haremos visible lo que el machismo invisibiliza; tras una huelga feminista que dará un paso más en la revolución de las mujeres, habrá que continuar tiñendo de lila nuestras realidades. Para que los estereotipos de género son cada rincón de la educación de nuestros hijos e hijas, los anuncios, los titulares de la prensa y los cafés del trabajo. Romper con los roles impuestos debe hacernos libres y felices. No aceptaremos que la sociedad patriarcal nos diga qué y cómo debemos ser. Tampoco los hombres. Empezamos educando niños con criterio propio. Por ello, desde el Comú de Lleida os proponemos una actividad para imaginar cómo nos cambiarían las vidas sin las esposas del machismo. Domingo a las 11h frente a la Catedral de Lleida. No dejemos que nadie nos ponga límites.
Comú de Lleida