Desde el Comú de Lleida sabemos que una ciudad no puede funcionar sin la juventud, sabemos que serán ellos y ellas las que en un […]
Desde el Comú de Lleida sabemos que una ciudad no puede funcionar sin la juventud, sabemos que serán ellos y ellas las que en un […]
En confluència amb
Nuestro país está atravesando una época de incertidumbre, con precariedad laboral, pobreza institucionalizada, carencia de producción de recursos, corrupción y crisis energética. Los gobiernos y administraciones no han estado a la altura de los momentos actuales y han puesto a la clase trabajadora en una situación de difícil equilibrio. Han creado pobreza en la clase trabajadora y riqueza en la clase acomodada y especuladora.
Ha llegado el momento de que la clase trabajadora se empodere y asalte las instituciones con el fin de servir a los intereses de la gente. Con las elecciones municipales se abre la oportunidad de explicar a la gente otra forma de gestionar los recursos. Así lo han demostrado gobiernos municipales de la gente empoderada en otras ciudad, como Barcelona y Madrid.
Entiendo la política como un servicio que hace falta que la ciudadanía asuma, comprenda y gestione activamente. Siempre he estado comprometida con la lucha social, la gestión orientada al bien común y la participación política activa de la ciudadanía.
Hay que defender un proyecto fuerte, permanente y perseverante, haciendo de Lleida una mejor ciudad para vivir. La desigualdad entre hombres y mujeres es real en muchos ámbitos y lo que ha hecho y hace la Paeria es insuficiente. Hay que paliar esta diferencia. Quiero luchar por los intereses reales del conjunto de las habitantes de Lleida, por la igualdad de género, la vivienda justa, la economía sostenible y la eficiencia energética. Hay que tejer entre todas una red de intercambios humanos que saque lo mejor de nosotros.
Soy vecina de la Horta. He decidido dar el paso y me presento a las primarias del Comú de Lleida. Me comprometo a trabajar y a implicarme para cambiar la realidad de nuestro municipio. Quiero cambiar la ciudad de Lleida con ojos de mujer, buscar consensos y encontrar soluciones reales, preocuparme por el vecindario, abrir la ciudad al mundo, erradicar la pobreza energética, trabajar por el medio ambiente, el emprendimiento, el territorio, el mundo rural, los barrios, la vivienda, la sanidad, la educación, la cultura, la integración, las oportunidades para los jóvenes, la gente mayor, la seguridad, la creación de puestos de trabajo, la transparencia, la participación ciudadana, el deporte, la energía sostenible y el POUM.
Pero sin olvidar la necesidad de favorecer una integración real de la ciudad y de la Horta, y de apoyar al sector agroalimentario ecológico y de calidad, favoreciendo el consumo de proximidad.
Mi vida personal y profesional gira en torno a apoyar a las personas más vulnerables. Busco hacer del mundo que me rodea un lugar donde haya menos personas en situación de vulnerabilidad y más justicia social. He constatado las carencias de las políticas sociales y las dificultades de los profesionales para cubrir las necesidades de la ciudadanía. La gente de Lleida merece transparencia e información adecuada para hacer un uso maximizado y rentable de los recursos públicos y sociales. Hace falta un abordaje social que permita empoderar a las personas y una planificación cuidadosa de las ayudas y prestaciones para conseguir una mejora real a largo plazo. Hace falta que la ciudadanía participe en la vida política por eso cuántas más personas formen parte de este proyecto colectivo mejor.
Durante estos cuatro años con el Comú de Lleida en el ayuntamiento hemos visto muchas barbaridades. Hemos visto cómo se alimentaban intereses de cuatro a costa de empobrecer la ciudad. Hemos visto en el gobierno municipal favorecer las grandes élites económicas mientras se despreciaba las necesidades de los barrios y de sus vecinos y vecinas.
Pero también hemos visto una Lleida que lucha cada día y hemos imaginado una ciudad mejor y un gobierno que escuche a la gente y luche por el bien común. Hemos venido a cambiar realidades, a mejorar la vida de la gente y para conseguirlo necesitamos ganar. Estoy seguro que el Comú de Lleida constituye un proyecto ilusionante y que junta las mejores personas para hacerlo posible. Es un honor formar parte de este proyecto.
La política se tiene que hacer de otro modo, desde la generosidad de las personas para trabajar por los otros y desde la implicación y la participación ciudadana. Llevo muchos años luchando por las franjas de población más débiles y estoy segura de que desde el ayuntamiento se puede hacer mucho trabajo que ahora no se está haciendo. Se tienen que gestionar mejor los recursos para aprovechar mejor lo que tenemos en el ámbito de los servicios sociales.
Creo que puedo aportar mi experiencia en el campo de los derechos laborales, el área social y de la salud. Tengo una sensibilidad especial por la gente mayor y cuidar de ellos y ellas es un reto imprescindible ya y en los próximos años. Me anima el carácter abierto e inclusivo del Comúdelleida, el trabajo que ha hecho por la transparencia y su posición crítica valiente.
Desde el primer día del Comú de Lleida hemos trabajado por un proyecto que abriera la política a la gente de la calle. Hombres y mujeres responsables hacia su comunidad y críticos con la injusticia y el mal gobierno. Que personas como nosotros, los diferentes candidatos y candidatas del Comú, queramos y podamos presentarnos es la constatación del éxito del Comú. Yo me quiero presentar porque entiendo que la felicidad de cada uno de nosotros es incompleta si otros miembros de nuestra comunidad son infelices.
Para mí esta comunidad es Lleida, una ciudad que quiero y conozco, y no me entra en la cabeza mirar hacia otro lado al ver los gobiernos torpes que hemos sufrido. Lleida puede ser mucho mejor, puede ser la mejor ciudad para vivir y trabajar de Cataluña, puede ser una ciudad feliz, orgullosa y líder.
Humano de 56 años un poco desorientado y preocupado por todo aquello que nos afecta como comunidad y su justa cohesión. Amante a tiempo parcial del cine, la lectura y el deporte. Pienso que puedo aportar la experiencia en el colectivo Decatlón con quién impulsamos las escuelas municipales deportivas, Sportmania, y otras actividades. Pienso que la política tiene que fundamentarse más en escuchar que en mandar. Quién gobierna tiene que tener claras líneas generales, como la igualdad y la voluntad de servicio, pero la política se tiene que hacer a partir de las demandas y la participación de la gente. Lleida tiene un potencial enorme, que permite construir una ciudad mucho mejor y especialmente para los colectivos más marginados, aprovechando, por ejemplo, su red educativa y deportiva. Hay que actuar ante la cronificació de la pobreza y la marginalidad.
Como mujer, ahora más que nunca necesitamos políticas que garanticen la igualdad de género en todos los ámbitos, el respeto a la libertad sexual y la protección efectiva de las mujeres ante la violencia machista. Podemos conseguir un cambio real si desde la administración local dedicamos los esfuerzos necesarios.
Como madre, quiero que nuestras hijas e hijos crezcan en una ciudad segura, verde y sostenible. Tenemos que trabajar mejorando la atención en las personas y procurando la protección, sobretodo, en el derecho a una vivienda digna. Queremos una Lleida libre del drama de los desahucios, y esto es posible.
Como abogada, siempre he defendido las personas más vulnerables ante la privación y vulneración de sus derechos por parte de las instituciones públicas. Es necesario un cambio en el gobierno de Lleida, para que las personas sean realmente el centro de la política.
Desde una Paeria gobernada de manera participativa podremos construir un nuevo modelo de ciudad integradora, abierta, transparente y próxima a las necesidades de la gente. Tengo el sueño de vivir en una ciudad más moderna, que consuma los productos que se cultiven en la huerta, que genere su propia energía en los tejados de sus edificios y que la comparta a nivel de barrio, que obligue a los bancos a poner en alquiler social todos sus pisos vacíos, que ayude a las familias con bajos recursos a recuperar su dignidad, que obligue las empresas eléctricas a asumir la pobreza energética y a pagar los impuestos municipales. Una ciudad donde no se use el precio del agua para mantener los beneficios de una empresa corrupta, donde las energías renovables sean la gran fuente de puestos de trabajo, donde la inteligencia sea patrimonio de la ciudadanía y no de la tecnología y, finalmente, una ciudad autosuficiente en cuanto a alimentación y energía.
En cierto momento, hace 7 años, los conceptos me cambiaron y construí conceptos nuevos. Empecé a unirme a otras vecinas organizadas en la defensa de los derechos que nos estaban robando. Aquel 15M y mi propia ingenuidad me hicieron ver el futuro de otra manera. Desde entonces he tenido la necesidad de estar organizado en movimientos y colectivos, porque eso me daba fuerza para soñar en un mundo mejor. Mi motivación desde que estoy en colectivos y movimientos ha sido y es la de construir un mundo mejor y más justo. Sé que es posible. Hace falta únicamente voluntad y firmeza para llegar a transformar esta realidad corrupta en otra en que las vecinas y vecinos se apoyen, formando proyectos vecinales que den capacidad a la transformación social. No es difícil, sólo hay que soñar.
Nací en una familia humilde que me enseñó que el mundo estaba lleno de injusticias que tenían que ser erradicadas. Noche trás noche me decían que mucha gente no tenía voz para poder pedir ayuda y que yo, con valentía, tenía que gritar por ellos y ellas. Por eso, con 17 años, decidí luchar desde Catalunya en Comú Podem.
Crecí y vi como la sociedad se hundía por culpa de los poderosos, del machismo, la homofobia, el racismo y la corrupción. Se despertó en mí un sentimiento de deber: las generaciones futuras tenemos la obligación de llevar a nuestra sociedad hacia el cambio como hicieron nuestras abuelas y abuelos. Por eso quiero luchar para cambiar Lleida, porque se merece un gobierno de cambio que piense en la ciudadanía y un futuro basado en la igualdad y la colectividad de las personas.
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