En el ecuador del mandato municipal, y como integrantes del Gobierno de Entesa que suscribió el Pacto de Sant Joan, nos toca rendir cuentas ante la ciudadanía. Seguramente, cuando firmamos lo que acordamos hace dos años, esperábamos que a estas alturas podríamos haber hecho más de lo que hemos hecho. Pero seguro que no podíamos imaginar que nos tocaría hacer muchas otras cosas no incluidas en ese pacto, y que hemos tenido que resolver de forma sobrevenida. Es bueno hacer autocrítica, pero también hay que tener autoestima y reivindicar que hemos estado en la brecha y que la Paeria, con el compromiso de todos los hombres y mujeres que trabajan cada día, han contribuido a mantener la vida de una ciudad que ha pasado por su peor crisis en décadas.
Veníamos a defender nuestro pequeño y mediano comercio -un sector esencial que lo está pasando muy mal por la pandemia- y lo seguimos haciendo, exigiendo cumplir con el compromiso de detener el proyecto de Torre Salses, un modelo de comercio depredador y caduco. Debemos abordar con valentía medidas para detener este proyecto, y decir de forma clara que apostamos por un modelo de comercio sostenible e integrado en la ciudad y esto se llama Plan de la Estación y refuerzo del tejido comercial dentro de la trama urbana. Celebramos los avances en el desbloqueo del Plan de la Estación y haber puesto manos a la obra para que de una vez tengamos una estación de autobuses digna.
La ciudad para trabajar también se construye acogiendo como toca a trabajadores temporales esenciales que hacen posible la campaña agraria, y que por primera vez cuentan con más de un centenar de plazas en pisos equipados, un avance que se suma a las mejoras en la campaña de atención a personas temporeras. Los nuevos equipamientos proyectados, que se tienen que acabar de definir con el tercer sector, el vecindario y dentro de un plan integral de acción social, permitirán avanzar más.
Los avances conseguidos y los que vendrán se basan en gran parte en tener un ayuntamiento más responsable en la gestión económica que ha saneado las cuentas, también las de la EMU y ha conseguido reducir la deuda. Hay que combinar esta política de ahorro con implementar nuevas vías de ingreso que no recaigan en la mayoría de vecinos sino en las grandes empresas. Hemos puesto sobre la mesa propuestas de tasas que aplican muchos consistorios a sectores como el eléctrico o a Telefónica para aumentar ingresos para hacer políticas públicas. Lo pedimos hace años, y celebramos la municipalización del servicio de zona azul, grúa y depósito: más ingresos y mejor servicio.
Desde que declaró hace casi 2 años la emergencia climática en nuestro municipio, en el ámbito de la transición ecológica hemos impulsado cambios hacia una ciudad más saludable, más verde y amable, poniendo la vida y la salud en el centro. Hemos conseguido un índice de recogida selectiva superior al 70% en el puerta a puerta, que se ampliará a toda la ciudad este mandato, convirtiéndose en un modelo referente en Cataluña. La activación de la Agencia de la Energía de Lleida ha sido clave para superar ya las 140 instalaciones de fotovoltaica para el autoconsumo y para impulsar comunidades con autoproducción colectiva en bloques de pisos. En 2 años superamos los 2.000 árboles plantados, hemos conseguido mejorar la conectividad y los espacios naturales vinculados al río Segre y hemos mejorado las condiciones de vida en el Refugi dels Peluts, con la recuperación del quirófano, la reforma de la zona de cuarentena y de las jaulas, la ampliación de la zona de paseo, más servicios veterinarios y la creación del dinamizador del Refugio.
A pesar de los importantes avances en transición ecológica necesitamos ser ambiciosos con otros aspectos fundamentales como el nuevo modelo de movilidad, sostenible y segura. Hay que ampliar la Ciudad 30 a toda la trama urbana, pacificando las zonas escolares y creando redes seguras para el peatón, dar alternativas para reducir drásticamente el número de coches reforzando el servicio de transporte público urbano y con un plan integral de extensión de los carriles para bicicletas y patinetes.
Hemos avanzado hacia una ciudad con más derechos: LGTBI, educación o el derecho al empadronamiento y en la vivienda. Sanear la EMU nos ha permitido hacer realidad políticas de vivienda, con casi 100 nuevos pisos en el parque público. La Emergencia habitacional también se combate movilizando el stock de viviendas vacías, y lo estamos haciendo pidiendo a los particulares y empresas que cedan a la bolsa municipal los pisos vacíos a cambio de una bonificación del 90% del IBI. Hemos promocionado nuevas formas de acceso a la vivienda justas y sostenibles, como la ‘masoveria urbana’ o la vivienda cooperativa.
Una ciudad donde la gestión es más transparente y abierta, con el Consell de Ciutat, máximo órgano consultivo y de participación del Ayuntamiento, y con nuevas dinámicas de participación a través de los 15 Consells de Zona, que se verán reforzadas con la inminente implantación de la plataforma participativa Decidim. Hemos publicado todas las facturas en la web de presupuestos abiertos y hemos abierto la contratación a todo el mundo con la 1ª Feria de la Contratación Pública.
En conclusión, la ciudad está mejor, y podría estarlo aún más. Limitaciones económicas, la pandemia, las dificultades de un gobierno nuevo y de coalición entre diferentes, donde no todo el mundo rema siempre con la misma fuerza. El Comú entró en el gobierno porque nos pareció la mejor manera de dar más fuerza a un cambio. Y seguimos comprometidas en la defensa de este cambio, plasmado en el proyecto del Gobierno de Entesa. Queremos a Lleida, estamos satisfechas con las muchas cosas que ha hecho este gobierno para mejorar la ciudad, y nos siguen ocupando las que aún no se han hecho. Seguimos.
GM Comú de Lleida
Ple estat de la ciutat del juny de 2021. Imatge de Paeria (Javi Martín)
